Si medimos el
tiempo transcurrido en nuestro proceso evolutivo, podemos decir
que hemos salido de las cavernas hace dos días. El resultado
es que nuestros genes no han tenido tiempo de adaptarse a
esta forma de vida actual. No somos animales nocturnos,
no vemos en la oscuridad como los felinos o los ratones porque no estamos
hechos para cazar de noche. Como
consecuencia, estos genes, tan poco actualizados, hacen que
nuestro organismo se equivoque
cuando administra los alimentos que ingerimos.
Cuando
nuestras hormonas entienden que son horas en las que deberíamos
estar dormidos, y gastar el mínimo de energía, mandan a
reservar la mayor parte de nutrientes que tomamos. Y la reserva está en los
"michelines", glúteos etc. Así que
cuantos más nutrientes tenga a su disposición, a partir de
ciertas horas, más grasa acumulará nuestro cuerpo como
reserva para momentos de escasez.
Y esto ya
viene avalado por numerosos estudios que avisan que…
"La
hora en que ingerimos alimentos importa y mucho"
Por tanto,
si somos del tipo de organismo previsor -que guarda a reservas todo lo que no
quema- a partir del anochecer hay que dejar de comer azúcares e hidratos de
carbono en general: Pasta, pan, patatas, fritos, arroz, dulces e
incluso las frutas, sobre todo las más ricas en azúcares como
melón, plátano, uvas, etc.
Recordemos
que no son las grasas sino los carbohidratos los que, consumidos en exceso,
se acumulan en forma de triglicéridos en el tejido adiposo.
En esto no
estaría mal que copiáramos a los europeos;
"Cenas
cortas a hora temprana e irnos a la cama con la digestión hecha un
par de horas más tarde"
Pero
nuestra rutina de vida, suele ser muy contraria a esto:
- Al desayuno no le damos importancia y es escaso.
- Muchas
personas hacen la comida principal fuera de casa y en un mero trámite.
- Y con
la cena, tratamos de compensar un día ajetreado.
Pero tampoco
hay que pasarse en las restricciones: Si la cena es
demasiado escasa nos puede volver a entrar hambre y despertarnos en
mitad de la noche para asaltar la nevera. Así que una buena
ensalada de tomate y verduras, con bastante proteína -huevo duro, pollo, atún o
sardinas en aceite, los palitos de mar, algunos frutos secos, manzana,
piña, aguacate, aceitunas etc.-... Y aliñada con su buen
aceite de oliva.
No hay comentarios:
Publicar un comentario